Museo del Barro, 1989
Rosa Faccaro
Sala Josefina Plá de Exposiciones
Asunción, Paraguay
La tarea gráfica realizada por la artista Alicia Díaz Rinaldi, define una posición y una época dentro del grabado argentino. La metodología de su trabajo, se orienta dentro de una praxis crítica y conceptual. Su obra es el resultado de un hacer experimental constante, logro de sucesivas transformaciones y modificaciones, que se evidencia en el campo técnico-expresivo, en la consecución de una imagen en tránsito permanente.
Alicia Díaz Rinaldi, accede a los postulados de la década de los '70, que considera el proceso de la creación como uno de los objetivos esenciales.
Su rigor constructivo ha desentrañado la propia estructura plástica cuestionando la articulación lingüística. La diversidad de sus mix-media, ayudaron a ver en el desarrollo de la imagen. los contenidos de un pensamiento crítico, incluyendo la problemática que lo sustenta.
La inserción de la artista en el contexto del arte argentino actual, es coincidente con la producción gráfica de una época de repliegue, y de intensificación de la crisis política argentina. Esta situación ejerció sobre determinados artistas, una singular posición demarcatoria. Su obra en ese período muestra una tónica contundente y dura. Dentro de la apreciación de la realidad social, la presenta con el estilo de una figuración cerrada y tensa.
La escritura gráfica heredada de los años '60, de gestualidad libre, es utilizada luego por Alicia Díaz Rinaldi, formando parte integrante de su código individual. Desde esa plasmación, el dramatismo surge en su lenguaje de otra manera, dentro de la estructura de una "nueva figuración".
Aún refiriéndose a un modelo clásico, la imagen logra una conversión protagonizante de la acción gráfica, en un espacio de potente carga proyectiva.
El tratamiento matérico manifiesta un "pathos", cuya intensidad puede señalarse en un fragmento del espacio figurativo.
La sobreimpresión acumulada de rastros y huellas, resulta impactantemente emotiva y denunciadora. Del proceso conceptualista toma las secuencias obstinadas de una imagen, hasta modificar su identidad. En el transcurso de una metamorfosis, esta acción se manifiesta en la lectura sucesiva de cada guión gráfico.
La tarea de escenificar y ambientar la Instalación "Desarrollo y modificación de un modelo de una imagen apropiada'', tiene como referencia un paisaje pictórico del siglo XIX. El tratamiento secuencial en el análisis figurativo, se inicia con una heliografía iluminada y ampliada. Esta visión, es la "cabeza de serie" de las sucesivas etapas de la instalación. Las transparencias cromáticas, agudizan la visualidad de los trazos grabados.
En otro orden "La serie de la Memoria", el tratamiento del papel sufre la sujeción a su característica de fibra flexible, para expresar el estremecimiento humano, sondeando las posibilidades de su cualidad metafórica. El soporte adquiere una viva y extraña modalidad, siendo no sólo un receptáculo pasivo, sino que acompaña a la imagen impresa a intensificar su situación.
El déchiré, la obturación, las máscaras y anulaciones, junto al "collage", hablan de una acción constante, de una dinámica transformadora. La chapa de zinc, es manchada con ácido directo, uniéndose al trazo del lápiz litográfico en las diferentes versiones de figura-fondo.
El papel hecho a mano, incorpora la sensación textural no mecánica, reiterando la admisión de una realidad participativa vital, cuya factura, humaniza el objetivo visual.
En la serie de los "Francotiradores", el color y el rasgo, se unen enfáticamente; y en los "Personajes", se percibe la utilización de combinaciones transparentes.
La fragmentación, el resquebrajamiento, los signos cruzados, se reiteran en la totalidad de la producción gráfica, encontrándose en la bi y tridimensionalidad de la obra.
La figura humana, es enterrada en los Iímites de las sombras y las manchas de color. Las siluetas definen la plenitud figurativa.
Vemos en la totalidad de esta exhibición, una condición expresa, que es el marcado interés de experimentar con nuevos materiales y modelos, no exentos de una profunda humanización. Podemos reconsiderar a Díaz Rinaldi, una figura predominante del grabado joven argentino; sus participaciones grupales o individuales, dentro y fuera del país, junto a su tarea exploratoria, inician un período de renovación en el campo de las artes gráficas.