Impresiones al rojo, 2007
Pedro Labowitz
Galería Matthei
Santiago, Chile
La artista argentina Alicia Díaz Rinaldi se presenta con su primera exposición individual en Santiago con pergaminos de importancia: amén de una serie de premios internacionales, ha ganado en su país natal tanto el Gran Premio de Honor del Salón Nacional, como el Primer Premio Grabado del Salón Municipal Manuel Belgrano -los dos concursos argentinos en que el ganador recibe una renta vitalicia, semejante a nuestros Premios Nacionales.
La obra que se exhibe en esta ocasión data de los últimos dos años y muestra claras diferencias con sus grabados anteriores. Ha dejado atrás todo vestigio de arte figurativo. Y ha dejado de usar las planchas de metal como matriz, empleando ahora planchas de acrílico a las que hiere por una parte con la punta seca y por la otra la muerde con diversos materiales que la ablandan de modo que queden superficies que aceptan la tinta: una técnica que le permite obtener una gran gama de muy sutiles juegos de grises y efectos de superficie en interesantes variaciones, que juegan y se contraponen a las líneas decididas de la punta seca.
En la mayoría de las hojas usa también el collage, casi siempre cuadrados de cartón de distintos colores primarios fuertes - algunas veces con un brillo que sugiere una tercera dimensión. De este modo las diversas series de esta exposición están bajo el signo del cuadrado, impreso o adherido, que le otorga una neta unidad dentro de la gran diversidad de detalles que las distinguen. Este agregado de colores fuertes le confiere a la muestra un sentir de vital alegría, gracias a que en sus composiciones los cuadrados ocupan lugares que constituyen series que se desplazan y que introducen un sentir de movilidad.
En sus distintos tamaños cada una de estas estampas mantiene por una parte una notable individualidad, y por la otra forma parte de un conjunto estilísticamente unido y artísticamente coherente. Alicia Díaz Rinaldi, que ha estado dando y sigue dando clases de grabado en diversas escuelas de arte tanto en Europa como en América Latina, nos comprueba que el arte no depende de ideas que pueda tratar de interpretar, sino que del "saber hacer" y de la transmisión de sentimientos que surgen y se hacen extensivos al contemplador, independiente de cualquier otra consideración.